Déjate llevar de la mano de nuestra revista a través de fotografías, imágenes, ilustraciones, gráficos y mucho más…

Este reportaje encantará a los amantes de la pintura y, más concretamente del Barroco, ya que aborda las obras de dos de los grandes de este estilo y también el punto en el que sus vidas se cruzaron.

Peter Paul Rubens nació en Siegen, Westfalia en 1577 y falleció en Amberes el 30 de mayo de 1640. Por su parte, Diego Velázquez, sevillano de origen, nació en 1599 y murió en 1560 en Madrid.

Hubo un momento en que las vidas de estos dos maestros de la pintura se encuentran. Y lo hacen en Madrid en 1628, cuando Rubens está en su segundo viaje a España por tareas diplomáticas.

Fue en ese momento cuando Velázquez pudo sentirse influido por la personalidad, el nivel social y la capacidad artística de Rubens. La admiración, éxito y reconocimientos político, social y artístico alcanzados por Rubens en la corte madrileña fueron grandes.

Rubens era un hombre cultivado y viajado, entendido en textos clásicos y la Antigüedad. Cuando Velázquez, pintor del rey Felipe IV, conoció a Rubens le impresionó que fuese todo un caballero, un diplomático de procedimientos exquisitos con una formación tan elevada para su tiempo.

Algunas pinturas de Velázquez se asemejan a los cuadros de Rubens. Los cuadros del flamenco son anteriores a los del español, razón que nos hace pensar que Rubens llegó a España con dibujos o bocetos de algunas de sus pinturas que podrían haber influido en las composiciones de Velázquez. Lo que sí es obvio es que la pintura del sevillano cambia a mejor después de conocer a Rubens y marchar a Italia.