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EL SALÓN DEL PRADO

Fuente de Neptuno - Hotel Westin Palace

Salida: glorieta del Emperador Carlos V

Llegada: plaza de Cibeles

Tiempo estimado: 2 horas

Distancia: 1,5 kilómetros

Madrid tiene muchos lugares que ver, pero todo buen gato que se precie o turista cargado de guías de viaje, se ha dejado caer por esta zona de la ciudad para empaparse de arte, cultura o simplemente dar un paseo, algo que ya hacían nuestros antepasados a principios del siglo xix, tras la gran reforma del Salón del Prado llevada a cabo bajo el reinado de Carlos III y promovida por el conde de Aranda. José de Hermosilla, Juan de Villanueva o Ventura Rodríguez, entre muchos otros, se pusieron manos a la obra para dotar a la Villa y Corte de una zona con grandes espacios ajardinados, fuentes y elementos ornamentales que invitaran a la relajación.

1- Comenzamos este paseo junto a la glorieta del Emperador Carlos V donde se alza, en el centro de la misma, una réplica de la fuente de la Alcachofa. Esta fuente de bronce se instaló en el año 1987, tras la finalización de las obras de derribo del famoso scalextric de Atocha, para recordar el primitivo emplazamiento de la fuente original diseñada por el arquitecto Ventura Rodríguez allá por 1776 y que ahora se encuentra en el parque del Retiro. El inicio oficial del paseo del Prado lo marca un pequeño grupo escultórico, formado por dos figuras infantiles junto a un jarrón, situados en el centro de la calle, que datan del siglo xviii, similares al situado al final del mismo para marcar el término de dicho paseo.

2- Esta ruta, de ida y vuelta, la continuamos por el margen derecho del paseo del Prado, donde nos encontramos la figura de Claudio Moyano y Samaniego, político español que impulsó la reforma del sistema educativo a través de la Ley Moyano, obra del escultor Agustín Querol en 1899 y realizada por suscripción popular. Todos los amantes de la lectura tienen una cita obligada en este enclave, ya que es la ubicación de la feria permanente del libro de Madrid, situada a lo largo de la cuesta de Moyano, junto a uno de los laterales del Real Jardín Botánico. Si nos animamos a descubrir este enclave y a coronar los aproximados 20 metros de desnivel de la misma, podremos observar la figura de un anciano ataviado con un abrigo, bufanda y boina, indumentaria que caracterizaba al escritor Pío Baroja, obra del madrileño escultor Federico Coullaut-Valera en 1980.

3- Volvemos al paseo del Prado y esta vez caminamos junto a la verja oeste del Real Jardín Botánico, donde nos encontraremos la Puerta Real del mismo, obra del italiano Francesco Sabatini en 1773, también conocida como Puerta de Carlos III en alusión al monarca que la mandó construir. En el año 1781 se inauguró la misma y todo el conjunto ajardinado, según las ordenanzas dadas al Jardín por el conde de Floridablanca, José Moñino y Redondo, «Para la entrada del Pueblo se usará únicamente los dos postigos de la Puerta principal, sin abrir la del medio, sino cuando el Rey o algunas de las Personas Reales se dignen en ir». Algo que poco duró, ya que en el año 1789 se abrió una nueva entrada, conocida como Puerta de Murillo, que se convirtió en la entrada principal del recinto.

4- Continuamos nuestro paseo en dirección norte unos 200 metros hasta encontrarnos con un conjunto de fuentes diseñadas por Ventura Rodríguez e inauguradas en 1781. Las Cuatro Fuentes, que así se llaman, están realizadas bajo el mismo diseño. Un pilón circular desde el que se alza una columna decorada con hojas de acanto y la cabeza de un oso, sobre la que se apoya una taza circular, que cuenta en su centro con un surtidor rematado con la escultura de una nereida o un tritón, según la fuente, abrazada a un delfín. Desde el año 1996 podemos observar unas réplicas de las figuras de coronación debido al deterioro producido por el agua en las esculturas primitivas, todas ellas realizadas en caliza blanca, destinando las originales al Museo de los Orígenes (plaza de San Andrés, 2).

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