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18Una reivindicación histórica. Esas fueron las palabras más oídas en la mañana del sábado 28 de mayo a las puertas del búnker de la guerra civil ubicado en el mítico paraje del parque de El Capricho de Madrid. En compañía de la concejala-presidenta del distrito de Barajas, Marta Gómez Lahoz, este monumento histórico ha quedado finalmente abierto.

Marta Gómez Lahoz, así como los guías municipales del Ayuntamiento que realizaron las primeras visitas al lugar, han coincidido en el momento histórico que supone esta reapertura, que ha venido siendo una de las más importantes peticiones y reivindicaciones de los vecinos del distrito durante décadas.

Madrid, como describe Fernando Cohnen, fue una ciudad duramente atacada por la aviación y la artillería franquista desde noviembre de 1936.1 Con el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 dado por una parte del ejército español, el país queda dividido y aunque el alzamiento militar consigue triunfar en algunos lugares de España, sin embargo, es rápidamente desactivado en las principales ciudades españolas que quedan en manos del Gobierno.

A pesar de ello, las columnas franquistas de José Enrique Varela penetraron rápidamente hacia la ciudad de Madrid que quedó, en noviembre de 1936, bajo ataque rebelde, lo cual motivó a las autoridades republicanas a huir de la ciudad.

Debido al imparable avance sublevado hacia Madrid, esta se vio obligada a defenderse a contrarreloj por todos los rincones en un esfuerzo imparable. Como afirma Gabriel Jackson, en muchos barrios de Madrid el pueblo levantó adoquines para formar barricadas, instaló ametralladoras en las ventanas de las casas y los trabajadores de la construcción se lanzaron a construir una línea de fortificaciones en los accesos a la ciudad, de forma que la población madrileña se preparó para la defensa de la capital casa por casa.

A lo largo de la guerra civil en Madrid, gran parte de la Casa de Campo, Carabanchel, Lucero, Aravaca, parte de Usera y una parte importante del parque del Oeste y de la Ciudad Universitaria (Agrónomos, Arquitectura y el Hospital Clínico) cayeron en manos de las tropas alzadas. Como consecuencia, desde las posiciones elevadas en los alrededores de Madrid, como el cerro Garabitas de la Casa de Campo, así como desde la aviación franquista, Madrid sufrió desde el mismo noviembre de 1936 y hasta el final de la guerra en 1939 una incesante campaña de ataques y bombardeos.

Como resultado, la capital española fue testigo de los efectos de la guerra, lo cual se puede observar aún hoy en día en sus barrios y calles, en una infinidad de restos y huellas del impacto de esta cruenta guerra civil en la vida cotidiana de los madrileños.

Uno de estos restos visibles excelentemente conservado y testigo directo del desarrollo de la guerra civil que ahora cumple 80 años en nuestra ciudad de Madrid fue, precisamente, el recién inaugurado búnker del parque de El Capricho de la Alameda de Osuna, que fuera cuartel general de la defensa de Madrid y sede del Estado Mayor del Ejército del Centro del bando republicano durante la guerra civil.

Podrás leer el artículo completo en la revista Madrid Histórico 65