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El azar quiso que Fermina Oliva Ocaña, de 43 años y natural de Uclés (Cuenca) embarcara en el transatlántico más famoso de todos los tiempos. Fue la última superviviente española del Titanic y una de las pocas que, medio siglo después del hundimiento, recordaba con lucidez aquella tragedia.

Sin duda, fue el capítulo más amargo de su vida. Pero afortunadamante ese maldito día logró escapar de la muerte. Aquella noche del 14 de abril de 1912 marcaría un hito en la historia de la navegación y en la historia personal de esta mujer a la que dedicamos este reportaje.

Fermina era una joven que se marchó de su pueblo a Madrid para ayudar a su familia. Primero se estableció como modista y después pasó a trabajar para el matrimonio Peñasco, como dama de compañía de la esposa. Fue por esa razón por la que embarcó en el Titanic.

Este matrimonio era una pareja de recién casados que llevaban más de año y medio viajando por toda Europa en una larga y costosa luna de miel. Además de los jóvnes esposos viajan con ellos Fermina y Eulogio, el mayordomo. Recuerda que la noche del hundimiento se encontraba cosiendo las ballenas del corsé de su señora. Os invitamos a conocer todos los detalles de esta historia.