Cuando queda muy poco ya para los carnavales, Madrid Histórico quiere rendir un homenaje a la fiesta más proclive para la inversión de valores y la transgresión. Pero los días en que el color, la ilusión, la fantasía, los bailes y disfraces no existieron siempre.
Parece que esta celebración tiene su origen en las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco (el dios del vino), las saturnales y las lupercales romanas o las egipcias en honor del buey Apis. Según algunos historiadores esta festividad se remonta a la antigua Sumeria y Egipto hace ya 5.000 años con celebraciones parecidas en la época romana. Esta tesis avala que dicha costumbre se pudo extender desde el Imperio romano por toda Europa y siglos después sería llevada a América por los navegantes españoles y portugueses.
Lo que sí está claro es que la celebración del carnaval está íntimamente ligada al catolicismo. De hecho el carnaval muere el Miércoles de Ceniza, día que da comienzo a la Cuaresma. Máscaras y disfraces protagonizan los días más permisivos previos a la formalidad litúrgica.
Madrid Histórico presenta en su nuevo número un artículo que nos desvela cómo la celebración de esta fiesta sufrió un paréntesis en Madrid desde 1939, recién acabada la Guerra Civil, para retomarse ya años después.