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Al final del año 1936 y principios de 1937, durante la Guerra Civil española, el arquitecto Luis Moya, el escultor Manuel Laviada y el militar vizconde de Uzqueta unieron sus pensamientos para idear un trabajo teórico, sin objetivo de realización material en homenaje a los principios del Movimiento Nacional. Dicho trabajo estaría basado en tres aspectos: militar, fúnebre y triunfal.

Así planearon el diseño de una ciudadela consistente en varias plazas con un arco de triunfo, una pirámide y un edificio principal más otros edificios adyacentes. Se había pensado en ubicar esta ciudadela entre el Hospital Clínico y el desaparecido cementerio de San Martín, a modo de acrópolis madrileña.

Tendría un estilo general que recordaría a un neoclasicismo evocador del Renacimiento español, aunque, sin imitar exactamente un estilo concreto. De hecho, todo el conjunto monumental tendría una mezcla de elementos arquitectónicos y estilísticos de épocas diferentes que desgranamos a continuación.

De la Antigüedad griega tomaron el concepto de ciudadela en cota elevada, de Roma la organización de la ciudadela en torno a dos ejes que se cruzan entre sí y la pirámide es influencia egipcia. Del primer cristianismo y de la Edad Media procede la idea de construir una cripta bajo la pirámide- basílica. El arte renacentista pudo influir en el diseño del edificio principal, el arco del triunfo tuvo un tratamiento barroco y también barroco es el concepto de una anteplaza delimitada por dos grandes edificios de planta curvilínea.