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El Caballero de Gracia es uno de esos personajes muy vinculados a Madrid, aunque no madrileño, que dejó una huella imborrable en nuestra ciudad. Sin embargo su personalidad ha pasado a nuestros días de forma contradictoria.

Lo que sí está claro es que fue una personalidad destacada durante el reinado de Felipe II y Felipe III. Por un lado, algunos estudios críticos le presentan como un hombre piadoso, firme y resolutivo e incansable propagador de la devoción al Santísimo Sacramento que sigue una línea de coherencia desde la juventud.

Pero existe una versión contraria que le presenta como un hombre mujeriego y conquistador sin escrúpulos. Parece que la memoria colectiva recuerda a Caballero de Gracia como el donjuán madrileño al que le llegó el arrepentimiento al final de su vida terminándola con fama de santo.

Lo que sí es una verdad certera es su paso a la historia de Madrid por los monumentos, instituciones históricas y toponimia que se refieren a este modenés que eligió ser madrileño. Nos lo cuenta en este artículo la historiadora Mª Carmen Rodríguez Peñas.

caballero

Iglesia del Convento del Espíritu Santo antes del incendio y posterior reforma para ser sede del Estamento de Procuradores.