La enigmática princesa de Éboli y duquesa de Pastrana, Ana de Mendoza y de la Cerda, más conocida por lo que nunca se supo de su historia que por su historia misma, recorrió la vida cumpliendo todos los requisitos característicos de la mujer de su tiempo: se casó de niña con un hombre maduro y por conveniencias, fue madre prolífica, monja a su viudez y amante de amantes para compensar desdichas en rebeldía.
Nunca llegó a saber por qué el rey Felipe II le quitó la custodia de sus hijos, le despojó de la administración de sus bienes económicos y le encerró hasta el fin de sus días en la torre de Pinto, en el castillo de Santorcaz y después en su propio palacio de Pastrana, donde murió en 1592.
Nunca se han conocido las verdaderas causas de su final, si hubo un complot o una supuesta conjura contra el rey. Lo que sí es cierto es que este personaje del ojo tapado aguarda un misterio. Sandra Mª Cerro, grafóloga, aborda la historia de esta enigmática mujer, desde el punto de vista de la grafología.