Metro de Madrid es el medio de transporte urbano colectivo más antiguo conservado en España, ya que las antiguas redes tranviarias se extinguieron por completo. Con cerca de un siglo de existencia es uno de los patrimonios más vivos y cercanos a la ciudadanía, aunque paradójicamente no se tenga conciencia de ello.
La propia compañía de Metro mandó guardar dos coches de cada serie que circuló, formando una colección de vagones históricos única en el mundo, y que sin embargo no está expuesta. Y mientras por un lado se conservaron estas piezas insignes, por otro las cocheras originales del Metro —obra del arquitecto Antonio Palacios y el equipo comandado por el ingeniero Miguel Otamendi— tras 95 años de servicio ininterrumpido, se encuentran en un punto crítico bajo la amenaza de desaparecer para ser urbanizadas.
Este maravilloso testimonio de nuestro patrimonio industrial -en el corazón de la ciudad junto a la Glorieta de Cuatro Caminos- es un espacio singular tanto por su construcción como por su tipología. Este artículo coral de varias personas cuyo deseo común es mantener viva la memoria de este transporte, pretende resaltar las razones por las que es necesaria la creación de un museo que perpetúe su historia.