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El origen de la villa de Brea es difícil de conocer. Tradicionalmente, y sin mucho fundamento, se ha dicho que es de origen islámico, pero los recientes descubrimientos de Caraca, la ciudad perdida de los indígenas carpetanos, en las proximidades del término municipal, nos hacen pensar que el origen de esta localidad madrileña pueda ser muchísimo más remoto de lo que se pensaba hasta ahora. No obstante, y más allá de su antigüedad, el patrimonio material e inmaterial con el que cuenta Brea de Tajo nos permite afirmar, sin temor a equivocarnos, que es uno de los pueblos más interesantes y desconocidos de la Comunidad de Madrid.

Destaca sobremanera su iglesia parroquial, declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento, desde el 8 de junio de 1997. En ella nos centramos hoy para realizar un recorrido por los diferentes estilos que, con esmerado gusto, se han ido combinando a lo largo de los siglos, conociendo así los avatares históricos que vivió la villa desde tiempos medievales.

En tiempos medievales

Por su situación geográfica en el extremo oriental de la actual Comunidad de Madrid, Brea de Tajo fue reconquistada por las tropas de Alvar Fáñez de Minalla allá por el año 1085, pasando luego a formar parte de la orden de Calatrava, quien la hizo aldea dependiente de la villa de Almoguera, donde la orden tenía una de sus principales encomiendas.

Siguiendo la pista calatrava quizá podamos hacernos a la idea de cómo pudo ser la primitiva iglesia de Brea, gracias a las ruinas de un despoblado cercano.
Entre los municipios de Brea y Driebes persiste una pared como último vestigio del despoblado de Hanos, una aldea de la que nos ha llegado hasta la actualidad un sello calatravo que la pone en consonancia con lo que pudo ser Brea en su tiempo.

Analizando estos restos arqueológicos quizás podamos hacernos a la idea de cómo fue la primitiva iglesia de Brea, dado que estos restos arqueológicos datan a más tardar del siglo xv, careciendo por lo tanto de todos los añadidos posteriores de los que goza nuestro edificio protagonista. De ser así, en Brea podríamos especular con una iglesia orientada hacia el este, organizada en base a una sencilla nave con ábside circular y edificada con materiales humildes de la zona, como el pedernal y el yeso. Esto nos hace pensar en el románico pobre, tan típico en la cercana provincia de Guadalajara.

De aquella iglesia románica que pudo haber en Brea apenas queda nada; sin embargo, hace décadas, antes de los destrozos de la Guerra Civil, se hablaba de un cristo ubicado en el baptisterio cuyo origen, según la tradición oral, era precisamente el mencionado despoblado de Hanos. La peculiar descripción de esta escultura la hace encajar con otras tallas románicas de la Alcarria, como el cristo de la colegiata de Pastrana.

Por otro lado, sabemos que en esta época medieval, y, más concretamente en el año 1401, el gran maestre calatravo Gonzalo Núñez de Guzmán otorgó a la entonces aldea de Brea el título de villa, que fue ratificado décadas después por otro maestre, Pedro Girón. Quizás el cambio de rango administrativo de aldea a villa supuso transformaciones en el templo, aunque ciertamente lo desconocemos

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