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En la actualidad en varias ciudades españolas se han realizado paseos matemáticos. Los paseos pueden ser de diferentes tipos: unos hacen hincapié en profundizar en las formas geométricas contenidas en edificios notables e incluso en las formas del pavimento; otros profundizan en contenidos matemáticos que se pueden visibilizar en los cuadros de un museo o en la visita a instituciones que tuvieron importancia en la enseñanza de las matemáticas.

Calle de San Agustín

La calle de San Agustín se encuentra entre la plaza de las Cortes y la calle Lope de Vega, en el distrito Centro, en el barrio de las Cortes. Es una calle muy estrecha pero llena de historia del antiguo Madrid. Por la acera de la derecha llega hasta el número 18 y por la acera de la izquierda, hasta el 19.

La calle toma este nombre en recuerdo a una imagen de este santo sobre una puerta de una quinta propiedad de Lezo, un arzobispo de Granada, que era conocida como la Quinta de San Agustín. Pedro de Répide nos dice que la finca fue después de los marqueses de Oviedo y en ella se estableció el Noviciado de las Hijas de la Caridad que más tarde se trasladó a la calle Jesús. Contiguo al Noviciado se encontraba el convento de Capuchinos de San Antonio del Prado, cuya iglesia estaba anexa al palacio de Lerma, luego de Medinacelli, palacio que fue derruido en 1910 para construir el hotel Palace. La calle paralela a la de San Agustín conserva el nombre de Duque de Medinacelli.
En el inicio de la calle hay una escultura representando a un ciego que la ONCE colocó en 2013 para conmemorar el setenta y cinco aniversario de su creación. El motivo de colocarla en este lugar es que muy cerca, en la calle del Prado, se encuentra una sede de la ONCE. Al observar esta escultura reflexionaremos sobre las ayudas que para los ciegos han supuesto los teléfonos móviles y los programas de ordenador que les permiten escribir, leer y comunicarse, y ello no hubiese sido posible sin el desarrollo matemático de temas como los sistemas de numeración y las redes.

También cuando caminemos por la calle al llegar al número 15 debemos girar a la calle Cervantes para ver en el edificio la placa que nos indica que en ese lugar estuvo el convento de Capuchinos de San Antonio.
Al final de la calle San Agustín en un saliente de la acera de los impares estaba colocado sobre la pared de una casa un pequeño homenaje a Cervantes que hace poco tiempo ha desaparecido.

San Agustín y las matemáticas

Un personaje clave en la Iglesia católica fue san Agustín de Hipona (Tagaste, 354-Hipona, 430), autor de numerosísimas obras de diversos géneros —autobiográficas, filosóficas, apologéticas, etc.— y en cuya formación el pitagorismo y el platonismo tuvieron mucha importancia. Algunas historias de las matemáticas le citan esencialmente por estos motivos:

1) Su intención de escribir un texto sobre las disciplinas liberales, aunque solamente se conoce un libro suyo sobre la música.
2) Su contribución a consolidar una numerología cristiana con el objetivo de interpretar los números que aparecen en las Sagradas Escrituras.
3) Su concepción del tiempo sagrado, del tiempo de Dios, lo que le llevaba a no dar importancia a que el conocimiento astronómico de los movimientos de los cuerpos celestes adquiriese mayor precisión.

La vida de San Agustín nos es conocida esencialmente a través de su propia biografía, plasmada en uno de sus libros más famosos: Las confesiones. Él mismo dice que de joven le gustaban más las letras que los números. Prueba de ello es que fue profesor de retórica sucesivamente en Cartago, Roma y Milán. Como profesor concibió la idea de hacer unos manuales para explicar las artes liberales, aunque solamente nos consta que escribió uno sobre música De Musica, libri VI. En el primero de los seis libros se encuentran referencias a las teorías pitagórico-platónicas en las que san Agustín se había formado en su juventud y que le acompañaron durante toda su vida. En aquellos siglos existía cierta conciliación entre platonismo y cristianismo.

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