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Pocos nombres en nuestro país son más sinónimo de teatro que el de María Guerrero, sin duda una de las actrices más destacadas y admiradas del teatro español. Nacida en la madrileña calle de Caballero de Gracia, en este artículo repasamos su trayectoria, no únicamente sobre los escenarios, también en su faceta como la primera mujer empresaria teatral.

A lo largo de la historia el teatro ha sido para los madrileños uno de los espectáculos con mayores atractivos. Desde el éxito de las representaciones en los corrales de comedias, en el siglo xvii, reconvertidos en el siglo xviii en teatros, con el mismo éxito de público y reformados y ampliado su número en los siglos xix y xx, Madrid ha sido una ciudad con buenos teatros, buenas representaciones, buenos autores y excelentes compañías. Por tanto es fácil comprender que también ha sido Madrid la ciudad que ha dado muchos y destacados actores y actrices.

Hasta el siglo xvii a las mujeres se les prohibía actuar en los escenarios y eran sustituidas por jóvenes varones para representar los personajes femeninos. En la ópera la voz de las mujeres fue reemplazada por los castrati, niños cantores sometidos a una castración para conservar su voz aguda y poder interpretar voces características de papeles femeninos.

Afortunadamente desde principios del siglo xvii cesa la prohibición y los escenarios se enriquecieron, tanto en el teatro como en la ópera, con la presencia femenina. En el teatro desde el principio la interpretación de las mujeres fue muy valorada, muchas veces como primeras figuras, ya que casi siempre el personaje central era una mujer. En el siglo xviii aparecen importantes actrices en la escena española que adquieren cada vez más notoriedad, son más admiradas, más preparadas, más valoradas y también mejor pagadas.

Pero será en el siglo xix cuando el teatro español alcanzará una de sus mejores épocas. Es sobre todo en el último tercio de este siglo cuando se construyen los teatros más importantes de la ciudad, tales como el de la Zarzuela (IMAGEN 2), situado entre las calles Jovellanos y los Madrazo; el de la Comedia, en la calle del Príncipe, número 14; o el Princesa —hoy María Guerrero—, en calle Tamayo y Baus, número 4, a los que hoy aún podemos admirar y disfrutar, ampliamente reformados. Además, se restauraron otros más antiguos como el Español,  en la plaza de Santa Ana. La llegada de la luz eléctrica favoreció mucho que los escenarios fueran más vistosos y que las representaciones resultasen mucho más interesantes.

Hubo grandes autores, surgen excelentes compañías, mejora mucho la escenografía, se valora cada vez más a los y las artistas y aparecen grandes figuras femeninas en la escena española. A una de esas destacadas figuras femenina de finales del siglo xix y primeros años del xx, va dedicado este artículo. Se trata de doña María Guerrero, una de las actrices más destacadas, más conocidas y más admiradas del teatro español de todos los tiempos, además de ser la primera mujer empresaria teatral.

Doña María nace en Madrid el 17 de abril de 1867, y es la primogénita de los tres hijos del matrimonio formado por don Ramón Guerrero y doña Casilda Torija, pertenecientes a la burguesía madrileña, con domicilio en la calle Caballero de Gracia, número 23. La niña fue bautizada en la iglesia de San Luis de los Franceses – hoy desaparecida— con el nombre de María Jesús. Su padre era un afamado ebanista, tapicero y decorador, que se había formado en París. Estaba muy relacionado con el mundo de la escena, ya que trabajaba mucho con los directores de teatro haciendo el mobiliario y la tapicería para los distintos escenarios.

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