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En este artículo hablaremos de la que fue conocida como la Partida de la Porra, un grupo de violentos agitadores, al servicio del Partido Progresista español, que apareció en las calles de Madrid al calor de la Revolución de 1868 para defender la candidatura al trono de España de Amadeo de Saboya. Entre su cometido estaba el de destrozar las redacciones de los periódicos de la prensa opositora y amedrentar y dar palizas a los líderes políticos adversos.

 

El siglo XIX en la historia de España es una época convulsa y tensa, y Madrid fue la caja de resonancia desde donde se gestaban y difundían todos los eventos que afectaban al país. Uno de los más inquietantes fue el destronamiento de Isabel II, con la Revolución Gloriosa de 1868. Después de su destronamiento, el trono quedaba vacío y había que elegir un nuevo rey para España. Existían varios candidatos optando al trono español. Entre ellos figuraba el duque de Montpensier, cuñado de Isabel, Fernando de Coburgo, el duque de Génova, el duque de Aosta y el príncipe Leopoldo de Hohenzollern Sigmarigen. En cuanto a este último candidato, el ingenio madrileño lo bautizó de la siguiente forma por su apellido, tan complicado de decir para ellos: «Ole Ole si me eligen». El elegido fue el patrocinado por el general Prim, el duque de Aosta, que sería el futuro Amadeo de Saboya, a quién los madrileño rebautizaron como Macarroni I.

El general Prim apoyó a los progresistas durante el Trienio Esparterista (1840-43), pero se enfrentó al autoritarismo de Espartero y acabó contribuyendo a derrocarlo organizando una sublevación en Reus. El Gobierno progresista así formado nombró a Prim gobernador militar de Barcelona, con el encargo de reprimir el movimiento revolucionario que perduraba en la ciudad (1843).
Este movimiento revolucionario barcelonés se llamó la Ronda de Tarrés, que realizaba torturas y daba palizas habitualmente con ayuda de palos y bastones. Detenían a líderes obreros de madrugada entre bastonazos y patadas y reventaban actos públicos del partido rival en una total impunidad. Al principio sólo eran veinte, pero un año después el marqués del Duero amplió la plantilla a treinta hombres, dependientes directamente del Gobierno militar.

Formada a semejanza de la absolutista ronda de Tarrés, en Madrid la Partida de la Porra estaba dirigida por el periodista y empresario teatral Felipe Ducazcal y consistía en una banda de matones al servicio del Partido Progresista de Prim. Estaban dirigidos por Felipe Ducazcal, dueño y promotor del teatro Felipe, castizo y picante. Era un tipo muy peculiar, admirado y odiado en su ambiente, seguidor ferviente de Prim y empresario teatral. Ducazcal se batió en duelo con Paul y Angulo, periodista de la época, director del diario El Combate, que escribía artículos incendiarios contra Prim. En el duelo, Ducazcal salió perdiendo con consecuencias fatales. Permaneció veinte años con una bala alojada en su oído.

La Partida la formaban unos treinta individuos cuyo cometido era destrozar las redacciones de los periódicos de la prensa opositora (alfonsinos, moderados, carlistas), disolver las reuniones de los partidos políticos moderado y carlista cantando el Trágala, dar palizas a los líderes destacados de los mismos y amedrentar a los electores adversos, apedreando los cristales de sus casas o las farolas cercanas a ellas, entre otros procedimientos, a veces con la cooperación e incluso la anuencia callada de las autoridades civiles.

La Partida de la Porra boicoteaba cualquier acto contra el gobierno de Prim, daba igual el formato. En septiembre de 1870 se presentaron en el estreno de La Carmañola, obra antirrevolucionaria que disfrutó de una sola representación: el teatro Lope de Vega quedó clausurado tras la visita de los golpistas. Poco después acabaron con el estreno de Macarroni I, una zarzuela irónica dedicada a Amadeo de Saboya, mientras entonaban la famosa canción del Trágala, a cuyos sones actuaban: «Por los serviles, no hubiera unión, ni si pudieran, Constitución. Pero es preciso, que roan el hueso, y el Liberal, les dirá eso: Trágala, Trágala… Trágala perro

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